Ecología

Una cooperativa construye casas de barro a través de los créditos Procrear

Los emprendedores aseguran que el método es mucho más amigable con el medio ambiente, ofrece grandes ventajas térmicas que redundan en ahorro de energía.

Ya tienen dos proyectos aprobados y seis en proceso. Con una mirada desde la economía social, los asociados buscan generar emprendimientos sociales que brinden servicios complementarios.

 

Una cooperativa santafesina rescató un método ancestral de construcción y ya está edificando dos casas con tierra cruda a través del crédito Procrear, que aprobó su ejecución, tiene una tercera por comenzar y varias en trámite. Los emprendedores aseguran que el método es mucho más amigable con el medio ambiente, ofrece grandes ventajas térmicas que redundan en ahorro de energía y, sobre todo, tiene un costo de construcción aproximadamente 20 por ciento menor que el de las casas tradicionales.

 

   Se trata de la cooperativa Teko, nacida en la ciudad de Santa Fe pero con su centro operativo en la pequeña localidad de Arroyo Leyes (pegada a San José del Rincón, cerca de la capital provincial), que desde hace tiempo viene trabajando en la construcción con métodos alternativos. Pero esta vez, lograron que sus métodos de construcción tuvieran la aprobación del Procrear.

 

   Mariano Pautasso, arquitecto y miembro de la cooperativa, explicó a La Capital que para que los clientes puedan acceder al beneficio crediticio, las localidades donde se construye tienen que adecuar sus normas técnicas, ya que la construcción con adobe se consideró perimida.

Ordenanza. “Primero nos acercamos al municipio en cuestión y tratamos de justificar por qué el sistema es verdaderamente conveniente. Incluso, estamos armando una ordenanza tipo para que los distintos municipios puedan adoptarla y permitir este tipo de construcción”, explicó el profesional. “Una vez que los gobiernos locales dan el permiso, los beneficiarios están en condiciones de solicitar al Banco Hipotecario el crédito Procrear”, contó.

   Además, la gente de Teko está haciendo convenios con unidades académicas para que verifiquen los materiales, porque “la mejor forma de promover el sistema es demostrando una buena mano de obra y una excelente calidad constructiva”, dijo Pautasso. Y abundó: “Logramos incorporar tecnología a una forma de construir ancestral, recuperamos oficios que se habían perdido y los sumamos a formas de construcción diferentes y superadoras, de respeto al medio ambiente”.

 

   Para levantar las viviendas tienen varias técnicas. Pueden hacerse con paredes de adobe, con bloques de tierra comprimida o con sistemas mixtos, como las estructuras de madera que después son embarradas, en un método que se conoce como el enchorizado o quincha. Las paredes llevan después revoques naturales, de terminación, pero sin cemento, sino a base de tierra y cal, para que el muro “respire”. Los techos son vivos, es decir, una cubierta con un entablonado de madera sobre la que se coloca una capa de barro y césped.

 

Amigable con el medio. ¿Por qué amigable con el medio ambiente? Pautasso explica que, primero, la fabricación de los bloques o ladrillos no pasa por un proceso de industrialización ni cocción, con lo que no genera dióxido de carbono. Se trabaja con tierra cruda, estabilizada con procesos químicos mínimos y físicos, como la compresión. Es decir que el proceso constructivo del material no afecta al medio ambiente. Pero además, al poseer la arcilla capacidad de aislamiento térmico, se reduce considerablemente el uso de energías (electricidad, gas) para calentar o refrigerar los ambientes. Por último, cuando la construcción se demuele, el barro vuelve a ser tierra, y no se convierte en escombro.

 

   Respecto de los costos, los responsables de Teko aseguran que estos están en el orden de un 20 por ciento menos que los métodos tradicionales. “Incluso, trabajamos con la misma tierra que sacamos de los cimientos y la reutilizamos, a veces para fabricar los adobes o en el mortero donde se hace la mezcla con que se pegarán los ladrillos”, explica Pautasso.

 

“Además, este tipo de construcción lleva menos elementos de hierro, lo que termina incidiendo en los costos finales”.

 

   La primera casa de adobe con crédito Procrear ingresó al Banco Hipotecario el 8 de abril y se aprobó el 14 de julio, lo que significó un tiempo equivalente al de aprobar una casa de construcción tradicional.

 

   En el caso de San José del Rincón, esta comuna aprobó en mayo de 2013 dos resoluciones para permitir viviendas hechas con tierra cruda, impulsadas por los pedidos de autorización que había ingresado la cooperativa. Su idea es conseguir el acompañamiento de otros municipios y comunas para que sumen normativa y reglamenten el trabajo de construcción con estas técnicas.

 

   La empresa desarrolla desde hace cinco años construcciones sustentables. Actualmente trabajan con viviendas en Vera, Esperanza, el barrio santafesino Altos del Valle, Colastiné, Rincón, Arroyo Leyes, Oliveros, Recreo y Sauce Viejo, y en distintas zonas de Entre Ríos. Pero no todas son con el crédito Procrear. Esta novedad la incorporaron ahora, con dos emprendimientos en San José del Rincón, uno de los cuales ya está a punto de terminarse y el otro en proceso de construcción, mientras que un tercero, en Arroyo Leyes, ya está aprobado.

 

Distintos tipos. El tipo de vivienda también está ligado a la forma de financiamiento. Ocurre que la línea de crédito Procrear para construir sobre terrenos ya tiene sus prototipos, de modo que estos constructores adaptan el patrón tecnológico. Cuando se trata de particulares que buscan otra forma de financiamiento y no están atados a un prototipo, se manejan de acuerdo a las necesidades que plantean, y a las características del lugar, ya que deben hacer bioarquitectura; es decir, tener en cuenta las lluvias, la dirección del viento, la tierra disponible en el lugar.

 

   Teko es de Santa Fe, pero los proyectos se adaptan a áreas suburbanas. Por eso eligieron la zona de Arroyo Leyes como central operativa. “Era una zona costera muy indicada para nuestros proyectos”, dice el arquitecto. La entidad está conformada por 19 profesionales que forman una cooperativa de trabajo, dedicada a la promoción, diseño y conducción de obra.

 

   Para el abastecimiento de materiales y generación de mano de obra buscan articularse con emprendimientos locales. “Intentamos que se generen iniciativas autogestionarias; no queremos concentrar todo. La cooperativa tiene una línea de trabajo social vinculada a grupos de vulnerabilidad social, como la comunidad mocoví en Recreo”, remató Pautasso.

 

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La Cooperativa Teko. El nombre proviene de una palabra guaraní con la que intentan definir su búsqueda y su utopía que se hace trabajo a partir del compromiso colectivo y la práctica de la solidaridad. “«Teko, quiere decir vida, ser, modo de ser, herencia, patrimonio», una forma de vida o de vivir, una búsqueda de lo que nos hace felices o plenos”, sostienen los asociados.

La cooperativa tiene una impronta social muy fuerte y trabaja la problemática del hábitat desde la mirada de la economía social y solidaria. En ese marco dictan talleres para enseñar a construir casas con adobe y a fabricar los materiales. “El objetivo de Tekos no es crecer como un monstruo, sino multiplicar. Por eso queremos generar emprendimientos productivos locales que garanticen producción y ejecución de obras, siempre dentro de la economía social y solidaria”, explicó Mariano Pautasso, uno de los asociados.

Por su parte, María José Gorocito, tesorera de Tekos, dijo que “lo que se promueve es la vivienda sustentable, la construcción con tierra y las tecnologías más amigables con el ambiente”. “Trabajamos a partir de la demanda. Hoy ya empezó a funcionar el boca en boca, las redes sociales y otras instancias en las que participó Tekos, lo que hizo que mucha gente se acerque a la cooperativa”, aseguró.

Desde que arrancaron ya hicieron 60 obras y en la actualidad la cooperativa cuenta con 19 asociados. Pero desde el año pasado se plantearon un nuevo desafío: la construcción natural dentro del plan Procrear. “El primero que vino y nos lo propuso ya nos interesó porque era otra forma de seguir promocionando la construcción con tierra. El año pasado nos metimos en el baile de armar el protocolo que nos permita lograr las autorizaciones para la vivienda natural en el formato del Procrear. No es fácil que el banco te permita construir con tierra”, aseguró Pautasso.

El primer paso lo tuvieron que dar en los municipios para destrabar los impedimentos para la construcción con tierra. Así lo hicieron en Arroyo Leyes, en Rincón, en Sauce Viejo y en Santa Fe, donde aún están en proceso. “Acá es más complejo porque al ser un espacio mucho más urbano, es más compleja la construcción natural que se asocia a los espacios verdes, al paisaje. Pero son procesos que se van ganando en los municipios a partir de presentar justificaciones basadas en normativas que hay en el país, información científico tecnológica y entrevistas donde nosotros mostramos los conocimientos en la materia”, añadió.

El permiso municipal allana el camino en el banco, donde además presentan algunas certificaciones de los materiales con los que se va a construir, que las hace la Universidad Tecnológica Nacional a partir de ensayos con los adobes o los bloques de tierra comprimida.

“La tierra tiene mucho prejuicio”, se lamenta Pautasso, aunque exhibe con orgullo que ya tienen dos antecedentes de Procrear aprobados con construcción natural y varios en proceso. Pero también aclara que la persona que va a optar por la construcción natural tiene que estar convencido porque el trámite de aprobación es más lento, y a veces eso lleva a que se desvalorice un poco el monto del crédito.

“Un proceso de Procrear demora desde la primera entrevista hasta la aprobación unos cinco meses. Mientras que uno de construcción natural estamos entre los ocho y los nueve, aunque esperamos que vayan bajando”. Sin embargo, eso no es un impedimento ni para la cooperativa, ni para la cada vez mayor cantidad de gente que opta por este tipo de construcción más amigable con el ambiente.

 

http://www.unosantafe.com.ar/

http://www.lacapital.com.ar

 

 

Martín Reid

Apicultor, experto en sostenibilidad, apasionado por los huertos, el cultivo de alimentos orgánicos y las hierbas medicinales. Escribe para "El Horticultor" desde 2014.

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