Estudiantes crean filtro de agua compostable con restos de alimentos
Una línea de filtros de agua compostables fue desarrollada por un dúo del Instituto Pratt en Nueva York, Estados Unidos. Una alternativa económica al carbón activado, el material que ayuda a purificar el agua está hecho de residuos agrícolas y alimentarios.
Las estudiantes de posgrado Charlotte Böhning y Mary Lempres son las responsables del producto. El dúo quemó cáscaras de plátano, huesos de oveja y otros desechos de cocina de granjas y restaurantes locales en un horno. Este proceso de “pirólisis” (reacción de descomposición por calor) evita que el carbono de la biomasa forme dióxido de carbono durante la combustión. En cambio, lo convierte en un carbón absorbente poroso que almacena el carbono de los alimentos en lugar de liberarlo a la atmósfera.
La idea es que incluso en el vertedero, cuando el filtro llegue al final de su vida útil, la herramienta seguirá almacenando carbono y no producirá gas metano, como ocurre con la eliminación de restos de comida.
Este proceso de fabricación da forma al carbón vegetal (biocarbón) que, mezclado con propóleo de abeja y resinas de árboles, permite crear formas flexibles que pueden fundirse, inyectarse o moldearse para transformarse en filtros.
La apariencia del producto final puede no ser la mejor pero garantizan la eficiencia. Según el dúo, el biocarbón se magnetiza en un baño de sal ferrosa para extraer los metales pesados del agua, mientras que los huesos de animales en el carbón filtran el flúor. El propóleo y la resina de árbol evitan la acumulación de suciedad, el crecimiento bacteriano, además de actuar como aglutinantes.
“Las abejas usan propóleos para sellar grietas, proteger la colonia contra invasores y así también prevenir la propagación de enfermedades. Por lo tanto, tiene importantes propiedades antimicrobianas, antivirales, antifúngicas y antiinflamatorias. Sin embargo, debe cosecharse de forma ética al final de la temporada para no perturbar a la colmena”, explican Charlotte Böhning y Mary Lempres en su sitio web.
El objetivo principal del nuevo filtro es precisamente reemplazar los filtros de plástico (que tardan cientos de años en descomponerse), ya que muchos hogares utilizan cartuchos de polipropileno para purificar el agua. Dichos cartuchos tienen una vida útil recomendada de 2 a 6 meses, mientras que los filtros compostables se descomponen en el suelo en aproximadamente un mes.
Además de ser más duradero, el producto es más económico y accesible precisamente porque está hecho de desechos.
La colección de filtros, denominada Strøm, ganó el premio Pratt Material Lab Award 2021, que reconoce los proyectos de los estudiantes que reutilizan los flujos de desechos.
