Pueblo flotante en Amsterdam cuenta con 46 casas sostenibles

La concentración de la población mundial en los centros urbanos encarece cada vez más el suelo en las grandes ciudades. Además, con el cambio climático, el aumento del nivel del mar pone en riesgo las viviendas de millones de personas en todo el mundo; se estima que 800 millones de personas estarán en riesgo para 2050 .

La vida en el agua puede ser una solución a estos dos grandes problemas. Esta idea dio origen a un barrio en Ámsterdam, capital de los Países Bajos, un país que siempre se ha adaptado muy bien a las adversidades y que tiene una cuarta parte de su territorio bajo el nivel del mar.

Fruto de una alianza entre vecinos y arquitectos, Schoonschip (barco limpio, en holandés) es un barrio con 46 casas flotantes sostenibles que sirven de vivienda a unas 100 personas.

Los creadores contrataron al estudio de arquitectura Space & Matter para desarrollar un plan urbano inteligente. Un equipo multidisciplinario creó el proyecto con un muelle inteligente que conecta diferentes casas y desarrolló la infraestructura técnica necesaria.

Posteriormente, cada vecino eligió a un arquitecto para que le ayudara a diseñar su propia casa, lo que explica la gran diversidad de materiales, estilos y tipos de construcción en el pueblo.

A pequeña escala, el barrio ofrece soluciones a los retos que plantea el cambio climático y también posibilidades para una vida más sostenible. El pueblo fue diseñado para ser autosuficiente y tener el menor impacto ambiental posible y esta decisión está presente en el día a día de quienes viven allí.

Resiliencia y circularidad

Además de la innovación espacial, el pueblo flotante quiere ayudar a resolver las causas de los problemas que nos llevaron a la crisis climática. Desde un punto de vista estructural, existen soluciones descentralizadas y renovables para los sistemas de agua, energía y residuos. Con paneles solares y bombas de calor conectadas a una red eléctrica inteligente, los residentes pueden intercambiar energía.

Las aguas residuales de los inodoros y las duchas se vuelven a convertir en energía y muchos residentes también tienen un techo verde donde pueden cultivar sus propios alimentos.

Desde un punto de vista social y económico, los vecinos trabajan juntos para optimizar el uso de los recursos y repensar sus hábitos, creando soluciones para el día a día. Todos acordaron renunciar a tener coche propio y compartir coches eléctricos entre el barrio, por ejemplo.

Según los creadores, las soluciones presentadas por la comunidad Schoonschip son simples pero efectivas y brindan beneficios ambientales, sociales y económicos.

Las lecciones aprendidas y las propuestas se pueden replicar en diferentes contextos, lo que convierte a la aldea flotante en un prototipo de desarrollo urbano para ciudades más resilientes.

Vida en el agua

Las casas flotantes no son exactamente nuevas. Hay ejemplos de comunidades que viven en el agua en diferentes partes del mundo, como el pueblo Uros y las islas flotantes en el lago Titicaca, Perú.

Los arquitectos que construyeron la villa flotante en Amsterdam dicen que con los desafíos actuales, la vieja idea de vivir en casas flotantes debe ganar terreno. Según ellos, Schoonschip protege a las personas contra las acciones de la naturaleza y también ayuda a proteger la naturaleza misma.

Las casas flotantes pueden tener poco impacto en el medio ambiente, particularmente con sistemas inteligentes de energía, agua y saneamiento.

Construir sobre el agua también tiene otras ventajas: las casas se pueden fabricar en otro lugar y remolcar hacia su destino, lo que le permite dormir en el vecindario sin problemas de ruidos de construcción .