Construyen una casa 100% autosuficiente con cinco contenedores
Las casas de contenedores han ganado cada vez más adeptos en todo el mundo. Con estas “cajas grandes” fabricadas en metal, es posible desarrollar proyectos sencillos, desde una mini casa hasta una más grande, incluso otros establecimientos comerciales.
Eso es lo que atrajo a Rosie, una neozelandesa que vendió su casa en Auckland y usó el dinero para comprar un terreno en una reserva privada. Cumplió su sueño de vivir en una casa autosuficiente en medio de la naturaleza.
«Decidí construir con contenedores porque me gusta mucho el aspecto industrial. He escuchado de otros que estas casas son muy fuertes y duran muchos años. Además, si tengo una nueva idea y quiero ampliar o cambiar el proyecto, es más sencillo«, comenta.
La tierra de Rosie está en Mahakadel Forest, una reserva privada, dividida en lotes. En cada lote, los propietarios pueden construir solo el 5% de la propiedad y están comprometidos a mantener el resto del área preservada.
Es en este paraíso donde Rosie, su esposo y su hija pasan la mayor parte del tiempo, ya que la familia aún no se ha mudado definitivamente a su nuevo hogar.
Disfrutar de la naturaleza desde un casa-contenedor
El proyecto utilizó cinco contenedores de 6,09 m, de aproximadamente 6 m de largo y 2,5 m de alto y ancho. Uno de los deseos de Rosie era que se pudiera disfrutar de la naturaleza desde todas las habitaciones, lo que se cumplía con grandes ventanales y puertas de vidrio.
«Vivir de forma autónoma siempre ha sido un sueño. Me siento segura al saber que siempre tendré agua y energía para seguir adelante con mi vida, pase lo que pase», señala Rosie.
Y la casa que construyó también sirve para este propósito. La electricidad proviene de 12 paneles solares y un inversor, además de baterías para almacenar energía.
El agua se recoge de la lluvia en dos tanques de 25 mil litros cada uno. Y el sistema de alcantarillado funciona con dos tanques que utilizan compost para tratar el agua de los lavabos y duchas y el agua del inodoro.
Una estufa de leña actúa como calentador en los días fríos y también se puede usar para cocinar si la familia se queda sin gas por alguna razón.
Se utilizó un recipiente pequeño para crear un ambiente de despensa. Hay zapatos, herramientas de jardín y baterías y viceversa, manteniendo el ruido del equipo y la suciedad fuera de la casa principal.
Los contenedores se han colocado de modo que un lado siempre reciba luz solar. A última hora de la tarde, el sol calienta la zona con una pequeña chimenea al aire libre y sofás, donde la familia acude a relajarse y terminar el día.
No es de extrañar que la casa lleve el nombre de Ahurewa, que en el idioma maorí de los pueblos nativos de Nueva Zelanda significa lugar sagrado. Rosie dice que eligió este nombre por reverencia al bosque que alberga su hogar.