Diseñadora desarrolla fibra textil biodegradable a partir de algas rojas
La producción de ropa genera entre el 2% y el 8% de las emisiones globales de carbono, según la ONU, y uno de los principales factores de impacto ambiental es la producción de tejidos. Buscando una alternativa sustentable, la brasileña Thamires Pontes realizó varias investigaciones sobre materiales hasta desarrollar una fibra textil biodegradable con algas rojas.
Thamires estudió algas rojas del tipo rodofita y descubrió que era posible, a partir de agar-agar, desarrollar fibra ecológica. El alga en cuestión se encuentra abundantemente en el noreste brasileño.
“El interés por las algas surgió después del desarrollo de las fibras de agar-agar en mi maestría y desde entonces, con algunos socios, se han investigado bioplásticos, proteínas análogas a las proteínas de origen animal, biofertilizantes e hidrocoloides, todos a base de algas. ”, afirma Thamires, que es estilista y Máster en Textil y Moda, además de CEO de la startup biotecnológica Phycolabs.
Según la startup, entre las ventajas del cultivo de algas se pueden mencionar la no utilización de tierras cultivables ni de pesticidas, el secuestro de carbono y la reducción de la contaminación de las aguas costeras. “Las algas capturan de 5 a 20 veces más carbono que los bosques terrestres por unidad de superficie, incluido el almacenamiento en las profundidades del océano”, destaca Phycolabs. Se estima que el 0,03% de las algas del mar son capaces de absorber hasta un 6% de los gases de efecto invernadero al día.
Economía azul
El modelo de circularidad con las algas como principal materia prima surgió del entendimiento de que las fibras vegetales naturales y muchas fibras artificiales dependen de la tierra cultivable. ¿Pero cuál es el problema? Con el aumento demográfico se requerirán más áreas para el cultivo de alimentos, chocando con los intereses de la industria que depende del cultivo de otros insumos.
Phycolabs sostiene que, además de seguir prácticas sostenibles, el uso de algas como materia prima estimula la llamada economía azul. El término se refiere al desarrollo sostenible de los recursos oceánicos, favoreciendo la creación de empleos y medios de vida y empleos preservando al mismo tiempo los ecosistemas marinos.
En 2022, la fibra textil orgánica ganó incentivos para realizar pruebas de uso a escala industrial, mostrando buenos resultados en resistencia y teñido. Entre las iniciativas, Phycolabs firmó alianzas con Sebrae y Senai. Además, el genetista molecular, inventor y empresario, Dr. Scott Fahrenkrug, se convirtió en inversor en la startup.
“En el contexto en el que la ONU instituyó el período de 2021 a 2030 como la década del Océano, el descubrimiento todavía convierte a Brasil en uno de los protagonistas para hacer que el océano sea sano, productivo y explotado de forma sostenible”, concluye la empresa.
Fuente: ciclovivo.com.br